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Dunkerque, conocida como el Flandes francés, es una ciudad portuaria de la región de Norte-Paso de Calais, a sólo diez kilómetros de la frontera belga. Con más de 70.000 habitantes en la actualidad, históricamente se la disputaron en distintos momentos las coronas de Francia, Inglaterra y los Países Bajos. Desde el 17 de octubre de 1662 pasó a ser francesa. Sufrió mucho durante las dos guerras mundiales, quedando destruído el 80% de ella por culpa de los bombardeos alemanes. En 1940 fue el escenario de la afamada Operación Dinamo y tras la II Guerra Mundial fue reconstruida y se volcó sobre su propio desarrollo industrial.

Hoy, lo que en el siglo XI no era más que una iglesia construída sobre una duna, se ha convertido el tercer puerto de Francia en cuanto a tráfico de mercancías: petróleo, acero y contenedores sobre todo. Pero no todo es industria o actividad portuaria: son muchos sus atractivos y entre estos destacan su carnaval -calificado como uno de los más animados y famosos del país galo-, su moderno y ecológico diseño urbanístico, algunos museos de primera fila y monumentos como el Campanario de San Eloy, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Dunkerque es un destino turístico un tanto inusual porque, además de su importante puerto y de su alma industrial, se encuentra rodeada por muchos kilómetros de dunas solitarias y salvajes donde fauna y flora viven en plena libertad. Además, ofrece al visitante el poder visitar monumentos históricos como el majestuoso campanario de Saint Eloy.

Si se encuentra unos días de visita en la ciudad tampoco puede olvidarse del Museo del Puerto (ubicado en un antiguo almacén de tabaco), del Museo de Arte contemporáneo LCCC, ni del Museo de Bellas Artes, donde se pueden contemplar obras flamencas, francesas, italianas y holandesas. Pasear por la playa Malo-les Bains o por el centro de la ciudad también es una buena idea. En el centro del municipio hay multitud de tiendas, restaurantes y cafeterías. Por otro lado, es el principal puerto de embarque de viajeros hacia Inglaterra y dispone de las embarcaciones más modernas a un paso de su Hotel Première Classe Dunkerque.

Por carretera el Hotel Première Classe Dunkerque se halla perfectamente comunicado con el eje de autopistas (también de trenes) que unen París, Lille y Bruselas. Además se puede llegar fácilmente desde otras capitales como Londres o Ámsterdam. Desde Lille (a sólo 80 kilómetros) hay que tomar la A16 hacia Calais. Desde Bélgica (Bruselas está a 140 km) por la A16, habrá que coger la salida 53. Desde Saint-Omer lo más rápido es circular por la D600 y seguir por la A16.

El tren es, sin lugar a dudas, el medio más fácil y cómodo para usar tanto desde Bruselas, París o Lille. Muy bien comunicada, se puede llegar en menos de 90 minutos tanto desde París como desde Bruselas.

En avión existe aeropuerto en Lille, pero no se recomienda hacer transbordo de avión desde París: lo más cómodo es, una vez aterrizados en París -o Bruselas- usar el tren.

Enlaces de interés:

http://www.ville-dunkerque.fr/

http://www.dunkirk-tourism.com/

http://www.ville-dunkerque.fr/vivre-a-dunkerque/se-deplacer-a-dunkerque/